24 hours Party People!

La llegada de Ugalde, apenas unos días atrás, fue el pretexto perfecto para festejar en Manchester este fin semana (jeje, como si nos faltaran pretextos para fiestar!). En fin, debo confesar que desde que el plan se armó, vaticiné que este viaje haría honra a la canción de los 80’s interpretada por los Happy Mondays, y que hasta hoy seguimos creyendo es biografía y fiel descripción de la estancia de Juan en Manchester: 24 Hours Party People. Si bien no pude llegar a Birmingham , como era el plan original gracias al conjuro de las leyes físicas, la causalidad, el esoterismo y la ligereza para medir el tiempo que poseemos los mexicanos (que en su conjunto se le conoce como El Efecto Daniela), logré llegar a la estación de Chorlton Street en Manchester el viernes por la noche donde mis amigos ya me esperaban listos para iniciar el recorrido pub-rístico por Manchester (pubs, pubs y más sucios pubs). Me dió gusto saber que Gustavo estaba bien y regresó vivo a pesar de los noddles asesinos, los viajes en motoneta y las cucarachas mutantes de Tailandia (parientes de las de Acapulco, por supuesto).
Ciudad predominantemente industrial, Manchester ha sabido aprovechar las viejas naves de las fábricas y bodegas para convertirlas en bares, galerías y museos. Esto la hace extremadamente explorable pues no sabes si te toparás con la mejor adaptación arquitectónica de lofts, bares o restaurantes o con un albergue de junkies. Digamos que Plaza Loreto carece de ese mood electro-punk-industrial y de cualquier trascendencia musical y cultural (a excepción de los toquines de los Qué Payasos! los domingos y cinemanía donde puedes chelear guamas León mientras ves buen cine de arte).
Así pues, por fin se me hizo conocer el tan aclamado The Temple , el pub particular del hermano Juan. Hundido en en un camellón como estación de metro o baño público este agradabilísimo pubcín me trajo el recuerdo el nuestro querísimo Diablito de Coyoacán (oficialmente llamado El Angel). Austero como laboratorio de CCH, con no más de 10 mesas en 50m2, harta buena música y buena vibra por doquier, The Temple no podía fallar con las negras modelos que hacen que uno se sienta en casa.
El sábado asisitimos con los compañeritos de Juan a un festival de bandas locales en el centro de la ciudad donde esperábamos ver a Belle y Sebastian, no sin antes chutarnos las bandas nostálgicas ska-punks que hacen que los hijos de Madness , los Skaltalites y los Specials sigan cobrando regalías. La tarde pasó como cualquier tarde Brit: tibia, a pesar de buena música y algunas cervezas...la única manera que esta gente Brit se divierte en poniéndose hasta su madre, así que decidimos abortar misión para dar el rol por la ciudad, echar la cena y prepararnos para la fiesta del amigo Palestino de Juan, en su nueva casa localizada en la "zona más peligrosa " de todo UK. Si de por sí, nunca he creído en las estadísticas del gobierno, los Brits se sacaron un 10 para clasificar el índice de peligrosidad de sus calles. La zona más peligrosa de UK resultó tener la estratosférica cantidad de 2 asesinatos al año. Estoy casi seguro que el 50% son por accidentes caseros, algo así como resbalarse de las escaleras, o electrocutarse en la bañera. Pero en fín, la fiesta transcurrió en total calma (tibia, como todo, nada de balazos como en la Sánchez Colín) y regresamos a casa con ánimos de hasta ver una peli. jajaja.
Finalmente regresé contento a Londres el domingo por la manaña después de unas grandiosas enchiladas verdes de almuerzo que me hicieron dormir como angelito las 6 horas de autobús.