Sunday 2 November 2008

El próximo año si me pongo a estudiar.

Las oportunidades en la vida se presentan en diferentes formas y colores. Al salir de mi país y empezar a radicar en Londres éstas fueron grises y amorfas. Aún así, fueron oportunidades y por lo tanto debía tomarlas. Sin cabida para el arrepentimiento, Londres me recibió con su multiculturalidad y caos. Con su clima miserable y su incomparable cosmopolismo. Con su vida cultural y sus precios. Sin embargo, lejos del centro de la ciudad, en Essex, en la planta donde trabajo (desde hace casi 2 años!) nos recibió con sus pocas virtudes y escaso glamour. Acaso lejos de Londres todo es feo?... La revolución industrial dejó sus heridas por todo el país, y como en cualquier situación, existen ganadores y perdedores. El caso de West Thurrock, Essex, es peculiar. En un área fundamentalmente industrial a orillas del Támesis, el progresismo y la regeneración no lograron sostener la copa del triunfo a finales del siglo XIX. Aún así, la experiencia ha sido más positiva que de arrepentimiento. “El arrepentimiento es como la mordedura de un perro en una piedra, es estúpido”, y en este tiempo he tratado de disfrutar la experiencia al máximo.
El tiempo ha pasado volando y los vaivenes de nuestra vida en Inglaterra han sido como una montaña rusa. Largas cuestas a paso lento con momentos breves de panorámica regocijante, seguidas de descensos vertiginosos que, o bien merecen alzar los brazos, o te hacen sujetarte lo más fuerte posible a tus ilusiones y gratos recuerdos. Así es Londres. Una ciudad dura y democrática con sus demandas. Demandas que no distinguen raza, religión o estrato social. A nadie le gusta este lugar, pero todos se quieren quedar.
La ciudad vive por sí misma y se alimenta de la gente que la habitamos. El ensimismamiento de nuestra inevitable cotidianidad nos hace ver ajeno el mundo externo, lejano. El “Credit Crunch”, lo viví así, de lejos. Preocupado más por encontrar un hogar donde mudarnos al momento que Karol inició su maestría que por la situación financiera mundial que desencadenaría la recesión económica de la que hoy tanto se habla. Si el housepoitting fue mi actividad principal en los últimos 3 meses, la aplicación a universidades y becas fueron el réquiem for a dream de los últimos 6. Al final, a punto de aceptar una beca de manutención del Imperial College of London, decidí continuar con mi trabajo y buscar mejor suerte para el próximo año. La recesión económica mundial me hubiera mandado a la quiebra de haber pagado mi propia colegiatura!. Y aunque técnicamente, la recesión económica sucede cuando en un cuarto entero, el crecimiento de un país es 0 (algo que Inglaterra oficialmente no ha pasado aún) los inversionistas y especuladores que no les importa la semántica macroeconómica, hicieron que el país se uniera a la paranoia internacional. Para el ciudadano común, la recesión económica es cuando tu vecino pierde el trabajo, la crisis en cambio, es cuando pierdes el tuyo. Afortunadamente, no me ha pasado ninguno de los dos, y la mayor parte de la ciudad parece inmune a esto.
Con pocos meses por acabar el año, mis deseos de desacelerar el torrente de cambios por los que he tenido que pasar se agranda. Espero poder escribir más seguido y reanudar el contacto con mis amigos extraviados. Y si bien suelo hacer promesas que no cumplo (como buen mexicano que soy) hay una mentira que me gusta repetirme una y otra vez como “C-G-achero” obstinado: "El próximo año si me pongo a estudiar"